El Parlamento portugués aprueba su tercer presupuesto seguido de austeridad, en medio de las protestas en el interior mismo del hemiciclo. Una de las medidas que más malestar ha generado es el recorte en los sueldos y las pensiones de los funcionarios. Pero, para la población en general, también hay que citar la subida del IVA al veintitrés por ciento de la electricidad, el gas y la restauración.
“Lo que vemos aquí hoy es una situación económica y financiera desesperada para millares de pequeños empresarios de restauración y bebidas que ustedes deciden condenar una vez más en los presupuestos de 2014”, denunció el portavoz del Partido Comunista, Bruno Dias.
La totalidad de la oposición de izquierdas votó en contra de la ley, aprobada con la mayoría de la coalición de centro derecha gubernamental. El Ejecutivo defendió las medidas para poder salir en junio que viene del rescate internacional.
“La disminución de los gastos en prestaciones sociales y personal es inevitable”, justificó la ministra de Finanzas portuguesa, María Luís Albuquerque. “En su conjunto, esta partida representa el setenta por ciento de los gastos públicos”.
En total, los presupuestos de 2014 suponen un recorte de 3.900 millones de euros. Esto debe rebajar el déficit público del cinco y medio por ciento actual al cuatro. Una parte importante de este recorte se basa en la disminución del salario de los funcionarios de entre el dos y medio y el doce por ciento. La disminución se aplica a los trabajadores públicos que cobran más de 675 euros y afecta a cuatro de cada cinco.
El propio presidente de la República, Anibal Cavaco Silva, ha llevado la rebaja de sueldos públicos al Tribunal Constitucional. Y este tiene que pronunciarse en una veintena de días. Esta semana, el tribunal sí que aprobó el paso de 35 a 40 horas de la semana laboral de los funcionarios. Pero, el Gobierno y la troika internacional, vuelven a estar en manos de la máxima instancia judicial del país.