La afluencia de gente a la capilla ardiente de Madiba, instalada en la sede del Gobierno sudafricano, en Pretoria, ha sido mayor a la del primer día. Las autoridades calculan que unas 40.000 personas, venidas de todo el mundo, se han despedido de Nelson Mandela en estos dos primeros días de velatorio, aunque algunos aún no han podido hacerlo y se sienten frustrados.
“Esto es una pérdida de tiempo, toda esta pobre gente aquí de pie pensando que van a ver a Madiba. Estos centenares de personas están haciendo cola para nada, perdiendo el tiempo”, dice una mujer.
“De cualquier modo estamos felices de estar en las cercanías y lo estamos haciendo por Tata. Él era humilde y muy paciente, así que no podemos hacer otra cosa para honrarlo y continuar su legado de humildad”, señala otra mujer.
A pesar de las horas de espera, bajo un sol de justicia, los sudafricanos vuelven a darnos una lección de buen humor, con canciones y bailes con los que quieren celebrar la vida de su héroe.
Este viernes es la última oportunidad para ver a Madiba antes de que sea enterrado en Qunu.