La ejecución del número dos del régimen norcoreano ha desatado temores de inestabilidad en sus vecinos.

Jang Song-thaek, tío y mentor del actual líder norcoreano, fue ejecutado ayer tras ser considerado culpable de tramar un gope de Estado.

Era uno de los políticos más aperturistas del régimen más opaco del planeta.

Numerosos observadores consideran que su muerte forma parte de la “sangrienta purga” que está llevando a cabo Kim Jong-un, y que podría continuar durante las próximas semanas o meses.

China considera esta ejecución como “un asunto interno” y espera que no afecte a la estabilidad política y económica de su histórico aliado.

El Gobierno surcoreano no oculta su “gran preocupación”, asegurando que está “preparado para todas las posibilidades”, en referencia a hipotéticas acciones militares o que creen tensiones.

“Generalmente hemos visto que las inseguridades internas han dado lugar a provocaciones externas. Estamos prestando mucha atención a esta posibilidad en esta ocasión también”, ha declarado Ryoo Kihl-jaeel, ministro de Unificación de Corea del Sur.

Tokio y Washington también dicen estar siguiendo con atención lo que acontece en Corea del Norte y los posibles cambios políticos.

Todo el mundo está pendiente de ver quien acompaña a Kim Jong-un durante las ceremonias, la semana que viene, del segundo aniversario de la muerte de su padre.