El nuevo y totalmente remodelado gabinete de Gobierno turco no parece ser ni mucho menos suficiente para tapar los muchos frentes abiertos que poco a poco van desangrando al país.

Los cambios de Erdogan, que no sólo se limitaron al gabinete sino también a la policía han traído consigo la preocupante denuncia de un fiscal, Muammer Akkas, que asegura haber sido repentinamente apartado de un nuevo caso de corrupción que salpica al primer ministro.

Akkas explica a través de una carta que la policía se negó a acatar su orden de detención contra 30 nuevos sospechosos, tras lo cual fue retirado del caso por el fiscal jefe de Estambul. La versión oficial, no obstante, asegura que el fiscal ha sido apartado simplemente por tomar decisiones injustificadas y filtrar información a la prensa.

Los continuos vaivenes que en pocas horas han agitado el Estado turco afectan no sólo a la confianza de sus ciudadanos, que están citados este viernes a una gran manifestación, sino también a su economía. La bolsa de Estambul ha registrado este jueves una caída superior al dos por ciento hasta llegar a su nivel más bajo en más de un año.