En Alemania, la posible contratación de un ex ministro de Merkel como directivo de Deutsche Bahn abre el debate sobre los lobbys.

Ronald Pofalla fue ministro de la Cancillería hasta el pasado diciembre. Su puesto en la presidencia de esta empresa de ferrocarriles semiestatal está en el aire por el presunto conflicto de intereses que conllevaría. La oposición ha exigido que al menos deje su escaño de diputado.

No es un caso aislado, el ex ministro de Economía y vicecanciller Philipp Rösler va a asumir un puesto en el Foro Económico Mundial de Davos.

De ambos se sospecha que mientras fueron ministros de Merkel hicieron valer sus influencias o mimaron sus contactos para preparar su futuro una vez fuera del Gobierno.

“Nos parece problemático, porque se trata una vez más de un político que cambia de trabajo sin que haya reglas que determinen lo que está bien o mal”, ha señalado Christian Humborg, de Transparency Deutschland.

Uno de los casos más sonados fue el del ex canciller Gerhard Schröder, quien tras su derrota ante Merkel se convirtió en miembro del consejo de vigilancia de Gazprom, por mediación del presidente ruso y amigo personal, Vladimir Putin.