Los ojos de la OSCE ya pueden supervisar tranquilos la situación en las regiones rusófonas de Ucrania. Tras vencer la resistencia de Rusia, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa acordó ayer el envío de un centenar de observadores al país, incluidos el este y sureste rusófonos, pero no a la región de Crimea. Entre otras cosas, la organización vigilará el respeto de los derechos humanos y civiles y de las minorías:
– “Estamos contentos de que la Federación de Rusia haya sido al fin capaz de embarcarse en una resolución de consenso para enviar observadores a Ucrania”, decía el embajador estadounidense, Daniel Baer. “La decisión implica un despliegue de observadores en 24 horas, lo que significa que las primeras personas estarán sobre el terreno esta noche o mañana por la mañana”.
La misma satisfacción exhibe el embajador ruso, Andrei Kelin, quien considera que la resolución no pone en entredicho los últimos acontecimientos:
– “Partimos de la suposición de que el mandato de la misión es absolutamente claro y que procede de las realidades geopolíticas vigentes, ya que hoy Crimea se ha convertido en una parte de la Federación de Rusia.”
Lo cierto es que la OSCE ya tenía una treintena de observadores en Ucrania. Fueron desplegados a toda prisa cuando miles de hombres armados se hicieron con el control de Crimea, pero estas mismas fuerzas les impidieron el paso a la península en repetidas ocasiones.