El partido gobernante del primer ministro conservador, Viktor Orban, aspira a un nuevo mandato, la duda es si mantendrá la mayoría actual que le permite reformar la Constitución y las leyes cardinales a su antojo.
Orban pedía en su último mítin, “cuatro años más”. Es un político “incómodo” para Bruselas pero ha sabido ganarse el corazón de la población rural a favor de un Estado paternalista. Una población que se ha empobrecido desde 2010.
Los socialistas que lideran la alianza de izquierdas quieren hacer olvidar las medidas de austeridad, que ellos mismos aplicaron en 2006, revalorizando el salario mínimo hasta los 330 euros.
El partido de extrema derecha, Jobbik, busca mejorar sus resultados de 2010 cuando entró en el Parlamento. Ha sabido modular su discurso pasando de la retórica racista de las pasadas elecciones a una imagen más alegre y jóven. Como otros partidos de extrema derecha europeos, Jobbik es muy activo en las redes sociales y espera cosechar un buen resultado que le propulse luego en las elecciones europeas de mayo.