A poco más de un mes del vigésimo quinto aniversario de la masacre de Tiananmen, un museo dedicado a la represión de los estudiantes chinos en 1989 acaba de ser inaugurado en Hong Kong, uno de los pocos oasis de libertad de expresión en China, donde cualquier referencia a este hecho histórico está prohibida. Para los que crecieron en la China continental los hechos relatados son algo nuevo: “Aquí he aprendido sobre la situación día a día de los estudiantes”, decía una de las primeras visitantes. “Donde crecí no sabíamos nada. Solamente pensábamos que los estudiante estaban quejándose sin motivo de manera poco apropiada. Pero ahora sé que no es verdad: que los estudiantes luchaban por la democracia y la libertad”.
La apertura ha estado ensombrecida por una protesta de seguidores de la versión de Pekín, que se han concentrado en las puertas para contestar al museo y hacer ver que los estudiantes que se manifestaron de abril a junio de hace 25 años eran violentos. Detrás de ellos, aseguraban los manifestantes, estaba Estados Unidos: “Estados Unidos y la Alianza de Hong Kong seguían mandando abastecimiento a la China continental, con lo que los disturbios se mantuvieron y se extendieron por todo el país. Si el Gobierno central no los hubiera detenido, China ya no existiría”, clamaba uno de ellos.
El número de personas que murieron en la represión del Gobierno del régimen desde que se declaró la ley marcial hasta el final de las protestas sigue siendo un misterio, podrían ser cientos o incluso miles.