El estudio de PNAS analizó a 17 niños y adolescentes con autismo a los que se le sometió a dos sesiones de imaginación cerebral. En cada una, los participantes recibieron una dosis de oxitocina o un placebo con un espray nasal y se les preguntó que describieran una imagen con ojos de persona o de coches. Los resultados concluyeron que, en comparación con las sesiones en las que se administró placebo, cuando los niños inhalaban la hormona su actividad cerebral se restablecía temporalmente; exactamente, aquellas regiones dedicadas al proceso de información y vinculadas con la percepción social y las deficiencias emocionales. Aunque esto solo ocurría con las fotos de personas.