La decisión adoptada el Tribunal Supremo ha desencadenado toda una serie de acontecimientos.
Ataques sin víctimas con granadas, uno en casa de uno de los jueces.
Y la oposición lanzada a las calles para pedir una profunda reforma política, con uno de sus líderes, Suthep Thaugsuban, al frente. Personaje tan controvertido como indispensable para saber qué derrotero va a seguir el país.
De momento, piden la convocatoria inmediata de elecciones.
También los partidarios de la familia Shinawatra piden a la exprimera ministra, Yingluck, destituida por abuso de poder, que luche.
Su futuro político depende ahora de la Comisión Nacional Anticorrupción (NACC), que debe decidir si presenta cargos penales contra Shinawatra y los otros nueve ministros cesados por el Supremo.
Tailandia sigue sin encontrar un equilibrio entre sus dos realidades. Las élites de las grandes ciudades que apoyan a la oposición, y las clases más desfavorecidas partidarias de Shinawatra.