Miles de camisas rojas, como son conocidos los seguidores del Gobierno, han acudido a la capital para respaldar a Yingluck Shinawatra, que ha tenido que dimitir como primera ministra tdespués de que el Tribunal Constitucional la declarara culpable de abuso de poder el pasado miércoles.
– “Protestamos contra la formación de un Gobierno que no ha salido de las urnas”, explicaba una manifestante. “Contra un golpe de Estado. No queremos nada ilegítimo”.
Frente a la Tailandia rural que se beneficia de las ayudas agrícolas del Gobierno están las clases medias de la Tailandia urbana que se queja de un sistema político corrupto. Los llamados camisas amarillas llevan meses manifestándose para exigir la caída del Ejecutivo, una reforma del sistema electoral y la posterior celebración de elecciones. Tras la destitución de Yingluck Shinawatra, a la que consideran una marioneta de su hermano y exprimer ministro en el exilio Thaksin Shinawatra, la oposición ha multplicado la presión callejera para conseguir sus objetivos.