Barcelona, 15 may (EFE).- A Carles Puyol nunca le ha gustado ser protagonista fuera del césped. El destino, sin embargo, ha sido caprichoso y su último acto de servicio en el club de su vida lo ha escenificado alejado de su territorio, ante una multitud que lo ha acompañado en su emotivo adiós como jugador del Barcelona.



El Auditorio 1899 fue el de las grandes ocasiones. Casi nadie quiso perderse el homenaje a la leyenda azulgrana. Compañeros, amigos, directivos, expresidentes y algunos de los técnicos que le han dirigido llenaron hasta la bandera el espacio que el Barça construyó, precisamente, para albergar este tipo de momentos.



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