Dos personas han muerto durante los enfrentamientos registrados desde ayer entre la policía turca y manifestantes en un barrio obrero de Estambul. La refriega estalló cuando la policía intentó dispersar por la fuerza a un grupo de jóvenes que se habían concentrado para honrar la memoria de un chico de 15 años que falleció el año pasado tras ser alcanzado por un bote de gas lanzado por los antidisturbios.
Al menos siete policías han resultado heridos.
Tras acallar en las urnas la tormenta desatada a raíz de los escándalos de corrupción que han salpicado al Gobierno, el primer ministro, Recep Tayip Erdogan, ha advertido a los manifestantes de que no le están atacando a él a sus amigos o al Ejecutivo, sino que están atacando directamente al pueblo, a la libertad y al futuro del país.
Lo ocurrido en las últimas horas reaviva los temores a que se reproduzcan los disturbios que vivió Turquía en año pasado, cuando decenas de miles de personas se echaron a las calles para denunciar la deriva autoritaria del Gobierno.