La ofensiva tuvo lugar en la provincia de Nangarhar, en el este del país, muy cerca de la frontera con Pakistán.
Cerca de cuarenta vehículos quedaron destruidos, así como numeroso material militar.
El ataque desencadenó un tiroteo entre los talibanes y las fuerzas de seguridad de la OTAN. Un agente resultó herido mientras que los cuatro insurgentes murieron. Tres fueron abatidos por las autoridades, mientras que el cuarto hizo estallar la carga explosiva que llevaba adosada al cuerpo.
Los atentados perpetrados por talibanes en los últimos tiempos son una constante. Durante la jornada electoral del sábado, los insurgentes llevaron a cabo unos 160 ataques a lo largo del país.