Madrid, 04 jul (efesalud.com). El doctor Carlos Macaya Miguel nos muestra en este vídeoblog "la eficacia educativa, física y psicológica" de las Unidades de Rehabilitación Cardíaca, como la del Hospital Clínico San Carlos, destinadas a la recuperación familiar, social y laboral de aquellos pacientes que han sido operados de alguna patología del corazón o han sufrido una crisis cardiovascular del tipo infarto agudo de miocardio.
Rodeado de pacientes con cardiopatías que practican ejercicio físico en bicicleta estática, moviendo el corazón con el impulso de las piernas y de su fuerza de ánimo, el galeno catalán asegura que "es fundamental confeccionar programas individualizados de rehabilitación y prevención cardíaca con el fin de evitar nuevos episodios de riesgo cardiovascular, normalmente en las arterias coronarias".
Según informa la Fundación Española del Corazón (FEC), la mortalidad por enfermedad cardíaca disminuye un 30% si se lleva a cabo esta clase de rehabilitación "integral". El porcentaje aumenta hasta un 43 por ciento si el programa se cumple en su totalidad: dieta, ejercicio físico diario y adherencia a los tratamientos médicos.
Los programas de rehabilitación cardíaca aúnan educación sanitaria, para que los pacientes de alto riesgo conozcan al detalle su afección, su historial cardiovascular o el pronóstico de su dolencia; tablas de ejercicio físico que se ajustan a las secuelas ocasionadas a cada enfermo; y asesoría en prevención secundaria para controlar factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol o el tabaquismo.
Después de tres meses de trabajo, con ritmo de latido a latido, donde el entrenamiento con ejercicio físico corona la meta "de uno de los órganos más nobles y más importantes del cuerpo humano", los pacientes son dados de alta con un grado de confianza en sí mismos que les permite una incorporación casi inmediata a su vida habitual.
"De forma excepcional, alguno necesita reforzar su autoestima, ya que el problema cardíaco puede afectar a su estabilidad emocional y aproximarse a la depresión, otro de los motivos que corroboran la necesidad de las unidades de seguimiento y rehabilitación cardiovascular", afirma.
Pero no todos los pacientes que han sufrido un accidente cardiovascular pueden llevar a cabo una rehabilitación integral, a veces por falta de unidades especializadas en sus ámbitos geográficos, en España el número es reducido, y otras porque no es necesario, como aquellos que han sufrido una opresiva angina de pecho.
"Si la hospitalización ha sido reducida, después del alta deben incorporarse a su vida mejorando sus hábitos cardiosaludables", estima.
Tienen que comer mejor, sobre todo con dieta mediterránea, y practicar ejercicio físico diario en su domicilio, en la calle o en el gimnasio, a nivel entrenamiento, pero nunca en modo extremo o violento, y siempre "controlando sus pulsaciones, que no deben exceder, con carácter general, los 110 latidos por minuto".
Si el paciente ha sufrido un infarto del miocardio, y no puede acceder a los servicios de rehabilitación cardíaca de un centro sanitario, "puede caminar, cada día un poquito más y a mayor ritmo de paso, midiendo su frecuencia cardíaca con un pulsímetro. Los mayores de 70 u 80 años de edad no deben exceder las 110 pulsaciones, mientras que los de 50 o 60 pueden alcanzar los 120 latidos".
Estos enfermos pueden practicar ejercicios aeróbicos o de resistencia, como la carrera o la bicicleta, pero "jamás" deporte anaeróbico, de potencia breve y de gran intensidad como el sprint de la velocidad o el levantamiento de pesas.
Tampoco deben alcanzar fases de extenuación o de sudoración extrema, ya que "el seguimiento de los ejercicios no están siendo controlados por profesionales, fundamentalmente de enfermería, como sí ocurre en las unidades de rehabilitación cardíaca", recuerda.
¿Y qué hacemos desde un punto de vista psicológico con este tipo de rehabilitación domiciliaria?... "la mayor parte de las veces no lo precisan y en aquellos casos en los que sea necesario se tiene que contar con el médico de cabecera, el cardiólogo o su propia familia".
En cuanto a la educación sanitaria y preventiva de nuevas crisis cardiopáticas, "disponen de folletos informativos de fácil lectura y comprensión, donde se indica el estilo de vida que deben llevar a partir de ese momento".
Para el doctor Carlos Macaya, jefe del Servicio de Cardiología de un gran hospital, el pronóstico de los pacientes que han sufrido problemas cardiovasculares será "muy bueno" siempre y cuando controlen su estilo de vida, con dieta cardiosaludable, ejercicio físico moderado y adherencia a los tratamientos pautados por los especialistas.
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