Cada cuatro años, el fútbol se vuelve una cuestión de Estado en Latinoamérica. El mundo se detiene para ver éste juego de once contra once. Como en un acto de Gobierno, se entonan los himnos nacionales y se levantan las banderas.

El deporte y la política parecen recorrer juntos, un espectáculo que inunda las pantallas de televisión. En éste contexto, se alzan las voces sobre las prioridades de cada nación. El movimiento Anti Copa, se ha manifestado en contra del Mundial de la FIFA en Brasil, pero el entusiasmo de quienes disfrutan de éste evento, está por encima de coyunturas sociales. ¿Es la organización del mundial algo positivo para un país? ¿Utilizan los gobiernos la pasión futbolera de sus conciudadanos para realizar acciones políticas? Helena Iono de Brasil y Claudio Federovsky de Argentina, nos ayudan a buscar respuestas en Continentes.