La utilización masiva de antibióticos ha hecho que las bacterias sean cada vez más resistentes. Como consecuencia de ello, la eficacia de los propios antibióticos se ha reducido notablemente. Se estima que cada año en Europa la resistencia a los antibióticos provoca la muerte a unas 25,000 personas y, paradójicamente, es en los hospitales donde las bacterias resistentes proliferan amenazando nuestra salud.
Los expertos consideran que es urgente impulsar la investigación para luchar contra la resistencia a los antibióticos. Científicos, como el Profesor Goossens de la Universidad de Amberes, intentan comprender este fenómeno. “Las bacterias son organismos inteligentes, porque pueden encontrar la manera de protegerse de los antibióticos”, asegura el Profesor Goossens. Para resistir a un antibiótico una bacteria puede, en primer lugar, cambiar de apariencia. El medicamento concebido para reconocer una puerta de entrada específica se pierde dejando a la bacteria tranquila.