Al menos 78 palestinos han muerto en Gaza en tres días de ofensiva israelí. Las bombas del Tsahal han dejado también 500 heridos. El 70% de los fallecidos son civiles, según fuentes médicas.
Es la peor espiral de violencia en la franja desde 2012, y parece lejos terminar.
Más de 20 personas han perdido la vida en las últimas horas. Una de las últimas víctimas es un niño de cinco años. Ha fallecido esta mañana en un bombardeo en Beit Lahiya, en el norte de la franja de Gaza.
El Ejército israelí dice haber atacado, la pasada noche, más de 300 objetivos de Hamás, lo que eleva a 750 sus blancos desde el inicio de la operación Margen Protector.
Fuentes militares israelíes aseguran haber matado a un “terrorista de Hamás”, involucrado en el lanzamiento de cohetes, y a tres milicianos de la Yihad Islámica, que viajaban en un coche.
Unas 80 casas y edificios han sido reducidos a escombros en tres días de bombardeos. Familias enteras han fallecido en ellas.
El Ministerio de Sanidad en Gaza asegura que alrededor de dos tercios de las víctimas mortales y heridos son mujeres y menores.
En la mayoría de los casos, los habitantes de una casa que va a ser bombardeada reciben una llamada de la inteligencia israelí para que la abandonen. En algunas ocasiones, las familias se niegan a dejar sus hogares.
Es lo que ocurrió ayer en Beit Hanun, donde perecieron seis personas de una misma familia. Uno de sus miembros es un líder de la Yihad Islámica, que no se encontra en la casa.