El Gobierno ucraniano acusa a Rusia de estar detrás del derribo de un avión en el este del país. Dos de los tripulantes del aparato, un cargo AN-26 que participaba en las operaciones contra los rebeldes, han logrado salvar la vida. De los otros seis ocupantes, no se tienen noticias.
Tras mantener una reunión de urgencia con su consejo de ministros, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha afirmado que tiene pruebas de que los militares rusos están participando en las operaciones contra el ejército ucraniano.
Según ha explicado un portavoz del ministerio de Defensa, “el avión fue abatido a una altura de 6.500 metros. Los misiles móviles que usan los rebeldes no pueden alcanzar un aparato a esa altura, lo que significa que el AN-26 fue abatido por un arma más poderosa y que fue utilizada, probablemente, desde el territorio de la Federación Rusa”.
Las acusaciones de Kiev coinciden con informes de la OTAN sobre un nuevo refuerzo de la presencia militar rusa en la frontera con Ucrania. En un intento de rebatir las acusaciones ucranianas, Rusia ha invitado a observadores de la OSCE a inspeccionar dos puntos fronterizos en Donetsk y Gukovo.