Tras un largo cortejo, la compañía de telefonía móvil estadounidense Sprint ha cedido a las presiones de los reguladores y ha abandonado sus intenciones para hacerse con su rival T-Mobile, la cuarta operadora telefónica más grande en EE.UU.

El acuerdo no se ha llevado a cabo porque los reguladores había advertido que deseaban mantener cuatro grandes operadores en el mercado de la telefonía móvil de EEUU. Algunas fuentes aseguran que había, además, grandes desavenencias sobre la financiación de la operación y la fecha de la fusión.

Según Wall Street Journal, ambas partes no han descartado una consolidación en el futuro.

T-Mobile se quedaría ahora sin pretendientes, al rechazar la petición de la compañía francesa Iliad por un control mayoritario de las acciones de la operadora, según el diario estadounidense.