Habitantes de la ciudad de Járkov acaban con el último vestigio de Lenin.

La ciudad más poblada del este ucraniano y de mayoría rusoparlante ya no cuenta entre sus monumentos con la gran estatua en memoria del exmandatario soviético.

Como si de Sadam Huseín se tratara, un grupo de manifestantes nacionalistas derribó anoche el mayor monumento del país con la efigie de Vladímir Ilich Uliánov.

Dos horas de trabajo, sierras eléctricas y varios metros de cable fueron necesarias para cortarle los pies al héroe de la revolución rusa y hace caer de su pedestal su figura de ocho metros y medio.

Ante la alegría de la concurrencia, el ministro del Interior ha apoyado el acto y dicho que tan solo había dado orden a la policía de que garantizara la seguridad de la gente, no de Lenin.

Horas antes, en Dergachí, otra pequeña ciudad de la región, otra estatua del exmandatario fue derribada.