La inflación en la eurozona desciende al 0,3 por ciento y se sitúa en su nivel más bajo desde finales de 2009. Tras dos meses en el 0,4 por ciento, en septiembre la primera estimación de los precios al consumo fue de una décima menos. Algo que reaviva todavía más el espectro de la deflación entre los países de la moneda única. Los productos alimentarios bajaron nueve décimas, mientras que los de la energía un importante 2,4 por ciento.
Estas cifras meten aún mayor presión al Banco Central Europeo, que celebra este jueves su reunión mensual descentralizada en la ciudad italiana de Nápoles. Se esperan con atención las nuevas palabras de su presidente, Mario Draghi.