La victoria de los partidos proeuropeos ha dejado en minoría a las formaciones prorrusas y diluido la influencia de Moscú en el Legislativo ucraniano.
En las calles de la capital, la ciudadanía se mostraba satisfecha por los resultados de los comicios: “Estoy satisfecho porque he votado por el partido de Poroshenko. Creo en su liderazgo, en sus logros… Hace todo por la gente. Realmente, por eso le valoro”, explica un hombre.
“Creo que es lógico que el partido del presidente gane, porque en teoría no había candidatos. Diría que las opciones electorales no eran amplias”, señala una joven.
La participación, la más baja de la historia de Ucrania, ha sido inferior al 53 por ciento. Cerca de 3 millones de personas no han podido votar en las regiones en conflicto.
“Mi opinión personal es que el Gobierno de Kiev debería dejar de luchar y construir una Ucrania fuerte, para que las regiones de Lugansk y Donetsk quieran volver, por ellas mismas, a una Ucrania nueva e independiente”, opina un habitante de Donetsk.
Un día después de las elecciones, los combates se han cobrado la vida de al menos cuatro civiles por fuego de artillería en la ciudad de Donetsk, bastión de los separatistas prorrusos.