• Vecinos de Lalín plantan cara a una línea de alta tensión que implica una tala masiva en el paisaje donde Pardo Bazán redactó ‘Los Pazos de Ulloa’
Temperá, negral, pelada, patacuda, oura o dourada, abadá o abadesa...”, Manuel Taboada intenta hacer memoria de todas las razas de castaña que dan los árboles sentenciados de muerte en el Souto de Casas Vellas, pero se atasca. Le faltan al menos tres variedades, rosario, rañuda y mazaíña, con las que experimentó su abuelo desde el siglo XIX, pero no le vienen a la cabeza por más que se concentra. Son muchos los frentes que tiene que atender estos días, porque los acontecimientos se precipitan en la parroquia de Catasós (Lalín), aunque esta guerra suya y de los demás viene ya de 2008, “cuando se presentaron los primeros recursos”. Taboada es portavoz de Salvemos as Fragas de Catasós, una de tantas plataformas de vecinos que últimamente se organizan en Galicia para combatir lo que sienten como atropellos del poder al pueblo. La de Catasós denuncia que el proyecto LAT (Línea de Alta Tensión) O Irixo-Lalín, promovido por Unión Fenosa Distribución, “arrasará más de 2.000 árboles” en su eléctrica carrera de 132 kilovoltios a través de los soutos y las fragas de esta parroquia. La mayoría son castaños, muchos centenarios, pero también carballos y nogales igual de viejos, abedules y alisos sanos, y hasta un pino manso que llama la atención por su tamaño y que, según el recuerdo de los más viejos, “supera los 200 años”.
Un portavoz de Fenosa ni confirma ni desmiente la cifra de robustos ejemplares que en breve van a caer. Dice que no dispone del dato todavía y prefiere referirse a estos ancianos moradores del bosque lalinense como “una masa arbórea sin protección”. Lo de la “protección” lo añade para remarcar la diferencia que existe entre esta concatenación de fragas y soutos y un gran bosque vecino, catalogado e intocable, que quedó desafectado en la tramitación de la infraestructura porque es Monumento Natural desde 2000.
Este enclave, propiedad de la Xunta desde 1998, se conoce oficialmente como la Fraga de Catasós, pero en la parroquia nunca se dice así: “De toda la vida es la Fraga de Quintela o de Quiroga”, ilustra el portavoz vecinal. “Nosotros no hablamos de la fraga en singular, decimos las Fragas de Catasós para referirnos a todas; esa y las que la rodean”. Esos dos millares de árboles que serán pasto de la sierra forman parte del “cinturón de transición”: protegen el Monumento Natural y le dan continuidad hasta fundirse con los pastos y las casas que salpican el ya tantas veces castigado paisaje de este municipio pontevedrés.