El último episodio que puede prender otra vez la mecha ha sido la muerte de un conductor de autobus palestino en Jerusalén, cuyo cuerpo fue encontrado colgado en su vehículo. Según la Policía, todo apunta a un suicidio, pero la familia no piensa lo mismo.
“Las marcas en su cuerpo no muestran que se haya suicidado. Gracias a Dios no estaba triste y nunca había tenido problemas en su vida que le llevaran a suicidarse”, decía el padre del fallecido.
Según la familia, Yussef al Ramuni tenía heridas en la espalda y marcas de dedos por todo el cuerpo y por eso ha pedido que un patólogo palestino examine el cadáver.
Esta última muerte en la ciudad dividida ha disparado de nuevo las alarmas en un momento de gran tensión. En la ciudad cisjordana de Abu Dis ha habido algunos enfrentamientos y en la barrera israelí de Cisjordania un grupo de personas han intentado reventar el hormigón.