Cualquier aficionado sin boleto era cliente apetitoso para la reventa, pero ninguno como el de Tigres.
Formados casi desde el medio día, fuertemente escoltados y sin libertad para moverse de zona en el estacionamiento del Estadio Azteca que da a Avenida del Imán, varios seguidores felinos se quejaron por la imposibilidad de comprar boletos sin tener que pasar por la reventa.