El pontífice ha tenido que acortar cerca de cuatro horas su viaje a la ciudad de Tacloban, en la isla de Leyte, donde se espera que, en la tarde o noche, llegue la tormenta tropical Mekkhala.

Una corta visita en la que ha podido reunirse con los supervivientes del ciclón que en 2013 arrasó la isla dejando 6.500 muertos y numerosos desaparecidos.

También ha oficiado una multitudinaria misa en una explanada cercana al aeropuerto de Tacloban donde, en español, un emocionado pontífice confesaba no tener palabras ante tanto sufrimiento.

“Cuando yo vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí. Y ese día, esos días, decidí hacer el viaje aquí. Quise venir para estar con ustedes. Un poco tarde, me dirán. Es verdad, pero estoy”, señalaba.

Filipinas, el país de Asia con mayor número de católicos, se ha volcado con el papa Francisco. La primera visita al país que realiza un pontífice desde hace 20 años y que concluirá el próximo lunes.