Tras el paso del ciclón Pam por Vanuatu la semana pasada, las agencias humanitarias luchan por que la comida y agua llegue a los supervivientes, especialmente a las zonas más remotas y castigas del archipiélago. Pero la situación es desesperada, según asegura un coordinador humanitario en tres meses no quedará comida. “Las familias tardarán dos o tres años en recuperarse”, afirma.
UNICEF estima que unas 5.000 personas no tienen acceso a agua potable.
Sin electricidad, teléfono ni acceso a internet en la mayor parte del país, las agencias y el ejército australia tienen serios problemas logísticos para hacer llegar las provisiones, especialmente a las islas más remotas como la isla de Tannu, una de las más duramente golpeadas por el ciclón.