Mientras el euro y el yen caen en picado, el dólar se afianza cada vez más en un valor alto.
No obstante, el hecho de que esta divisa esté fuerte no tiene por qué ser beneficioso para Estados Unidos. De hecho, la Reserva Federal ha advertido de los efectos adversos de esta coyuntura en algunos sectores, ya que perjudica a las exportaciones.
La renovada fortaleza de la divisa de referencia mundial altera las reglas de juego en todas partes. En América Latina, el alza del dólar se hará notar, y mucho. Para los países de la región que no exportan en esta moneda, se trata de una buena noticia, pues sus productos serán más baratos y atractivos. Eso sí, los bienes procedentes del exterior serán más costosos.
Por el contrario, los Estados que han adoptado el dólar como divisa interna tendrán acceso a unas importaciones más baratas. Son los casos de Panamá, El Salvador y Ecuador.
Aquellos que reciben remesas de sus familiares emigrados a los Estados Unidos también están de enhorabuena: podrán cambiar los envíos en dólares por una cantidad mayor en moneda local.
En cuanto a los países exportadores de petróleo, la apreciación del dólar les resulta positiva, ya que venden el crudo que producen en esta moneda.
Al otro lado del Atlántico la situación es muy diferente, puesto que el Euro no para de depreciarse. Incluso no se descarta que llegue a alcanzar la paridad con el dólar.
El efecto de un dólar fuerte y un euro débil es sumamente beneficioso para aquellas economías europeas de vocación exportadora, como Alemania y España.
INVITADOS:
Sergio Brabezo - Nº 4 a la alcaldía de Madrid por Ciudadanos y analista financiero
Rober Gonpane - Analista económico del Observatorio de Justicia Fiscal Global