Los recelos mostrados por la Unión Europea no han servido para que el primer ministro heleno diera marcha atrás a la hora de emprender su viaje más polémico. Alexis Tsipras ha comenzado su visita de dos días a Moscú. El encuentro con Vladímir Putin podría servir para rebajar el precio del gas ruso que importa Grecia, estrechar lazos comerciales entre ambos países e incluso levantar el embargo a los productos alimentarios helenos. La restricción a las importaciones europeas es la respuesta del Kremlin a las sanciones impuestas por el conflicto en Ucrania. Ambas partes han rechazado en principio la ayuda financiera para Atenas.

Tsipras ha estado esta mañana en la Tumba del Soldado Desconocido, símbolo de la lucha soviética contra Hitler. Esta semana, en la que el Gobierno heleno ha cifrado en cerca de 279.000 millones de euros la indemnización exigida a Alemania por la ocupación nazi, se debería cumplimentar el pago de los 450 millones de euros que Grecia debe al Fondo Monetario Inter