Eleni Sfoundouris tenía diez años cuando el diez de junio de 1944 su pueblo fue el escenario de una de las mayores atrocidades cometidas por los nazis: la masacre de Distomo. La sensación de terror se apoderó de ella cuando un soldado entró en su casa, y decidió escapar por la ventana de de la cocina.
Incluso hoy en día, los recuerdos de Eleni siguen vivos: una mezcla de temor y sentimiento de culpabilidad por sobrevivir. “Si no me hubiera marchado quizá habría salvado a una de mis hermanas porque era la más mayor. Se llevaron a toda mi familia y les mataron con una ametralladora. Y los sesos de mi madre estaban esparcidos por la calle. Fue mi abuela quien los encontró”, explica esta mujer.
Ese fatídico día, las tropas de las SS fueron puerta por puerta masacrando a 218 civiles griegos en Distomo. Fue una represalia por un ataque guerrillero contra soldados nazis. Los supervivientes cuentan atrocidades como niños asesinados con bayonetas o apuñalamientos a mujeres embarazadas.