El humo negro del descontento popular ha teñido el cielo de Río de Janeiro.
Los vecinos de la favela del cerro de Sao Carlos decidieron incendiar dos autobuses urbanos en una céntrica avenida de la ciudad brasileña para mostrar su indignación por el asesinato de dos personas presuntamente a manos de las fuerzas del orden.
Las muertes ocurrieron durante una intervención del cuerpo de elite de la Policía, el BOPE.
“Los dos muertos eran trabajadores. Uno tenía 29 años y el otro 15. No aceptamos más este tipo de asesinatos aquí, no lo aceptamos más. No es justo”, denunciaba una manifestante.
Esta semana ha sido una de las más tensas desde que se instauraran las patrullas pacificadoras para expulsar a los narcotraficantes hace siete años.
“Vamos a seguir investigando. Estamos planeando varias operaciones importantes para seguir combatiendo el crimen”, decía el gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao.
En las favelas de São Carlos, Coroa y Fallet se ha desatado una guer