Libia detuvo el pasado domingo a 400 inmigrantes clandestinos antes de que partieran a Europa. Como ellos, otros ciudadanos africanos que fracasaron en el intento de llegar al Viejo Continente o que huían de los conflictos de sus países acabaron en cárceles como esta en Trípoli, usada como centro de detención de inmigrantes. Un lugar con unas condiciones de alojamiento desastrosas:
“Esta prisión es un infierno. Las condiciones son terribles. No hay camas, hay mucha suciedad y malos olores. Nos pegan, nos insultan, nos tratan peor que a los animales. Aquí no hay humanidad”, comenta un refugiado eritreo.
Muchos de ellos se dirigieron a una playa a unos 60 kilómetros de la capital libia para poner rumbo hacia las costas europeas. El año pasado, el lugar se convirtió en una fosa común:
“Hay 190 cuerpos enterrados aquí. Los estuvimos sacando de la orilla durante toda una noche el pasado octubre”, expresó el comandante militar de la costa norte de Libia Tarek al-Sheerah.
El comandant