Según consta en la causa, el certificado de defunción fue falsificado por el empleado de la casa funeraria. Hubo un juicio al respecto donde condenaron al médico que firmaba en blanco los certificados fúnebres para que luego el empleado los llenara. En ese juico Bártoli fue absuelto porque un perito calígrafo testificó que su firma había sido falsificada.
La intención de cremar el cadáver también es falsa y la prueba es que el ataúd tenía caja metálica. No pueden cremarse estos ataúdes.