Solamente un veintidós por ciento de accionistas se oponen al salario de Martin Sorrell, director general de la agencia de publicidad británica WPP, de 59 millones de euros en 2014. Como cada año durante la asamblea general, un grupo de accionistas muestran su oposición a un salario tan alto que lo sitúa probablemente como el empresario mejor pagado del planeta. Pero, cada año, decide quedarse con la cantidad autoasignada. La única diferencia es que ahora lo divide entre salario directo y primas a corto y largo plazo en función de los resultados económicos de la empresa.
Y, en 2014, estos fueron mejores que los sus competidores Omnicom y Publicis. Y, de todos modos, la ley británica para las compañías que cotizan en bolsa convierte el voto de los accionistas únicamente en consultativo.