La olla exprés está en su máxima presión. Las propuestas se cuecen y las alternativas también. Son los diálogos nucleares que en escasos días podrían terminar con más de una década de sanciones injustas contra Irán.
El acuerdo, el apretón de manos, el pacto, está a unos centímetros, más cerca que nunca. Sin embargo, no hay garantía, porque si llegase a fallar, la culpa no sería persa sino la terquedad occidental.
A pesar de estar tan cerca de acordar, el Occidente liderado por Estados Unidos, podría echar todo a perder, lo dice el canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif.
En un video subido hace 24 horas a Youtube, el diplomático persa dibuja lo que podría pasar entre el abismo de la razón y el odio del resentimiento. Dice que lamentablemente el Occidente tiene que hacer una elección crítica e histórica: acuerdo o coerción.
Es decir, una elección entre promover la paz y firmar con Irán el entender, o sabotear los esfuerzos e imponer sanciones económicas y militares para garantizar la sumisión, algo que no conduciría a nada, prueba de ello, prosigue Zarif, es lo que EE.UU. vio: 8 años de agresión por el exdictador iraquí Saddam Husein y sus acólitos que no pudieron arrodillar a la nación iraní que estaba sola.
Con lo que se dan cuenta de que las sanciones económicas más indiscriminadas e injustas contra Irán no han logrado absolutamente ninguno de sus objetivos declarados.
El próximo 7 de julio, en un hotel de Viena, capital de Austria, las 6 potencias del mundo decidirán si siguen la tendencia asesina de los republicanos de EE.UU. o prefieren la cara conciliadora que beneficia la paz mundial.
Los dados están echados, la pelota también, Irán ya jugó, veamos si las potencias lo harán con responsabilidad. Más cuando el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, apunta a que habrá posibilidad de resolver dudas sobre el programa nuclear iraní.