Los intereses británicos en China comenzaron a finales del siglo XVIII, cuando el Reino Unido se convirtió en un gran importador de té. El comercio del té creo un déficit que los británicos trataron de corregir exportando opio de la India a China, a pesar de la oposición de las autoridades chinas. El conflicto dio lugar a las Guerras del Opio, en las que el Reino Unido derrotó por dos veces a China.