El director Albert Dupontel cuenta que en la película trata de "hablar de lo que pasa en la sociedad con una nariz de payaso". La idea de la película surge tras el visionado del documental Sala 10 "vi la oportunidad de hacer una historia de amor improbable entre una jueza y su acusado. La justicia es un decorado y no me necesita a mí para ser ridícula, la idea son los personajes y su historia."