La actividad en los servicios británicos se sitúa en su menor nivel desde marzo de 2014, lo que aumenta los signos de una ralentización de la economía del país. Según el índice de gestores de compras Markit, en julio se produjo una caída de casi un punto aunque este índice esté cómodamente por encima de cincuenta que separa crecimiento de contracción. Aun así, junto a los indicadores de las manufacturas y la construcción, el crecimiento en el Reino Unido se situría en el actual trimestre en seis décimas. Entre abril y junio, fue de siete décimas.

Esto deja en el aire la decisión del gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, que había dicho que un crecimiento por encima de seis décimas podría llevarle a subir los tipos de interés.