Olvídame mujer de primavera,
no quieras hojas secas en tu piel;
mi otoño tiene arrugas de madera,
tus años la frescura del clavel.
Olvida mi caricia envejecida,
volcánica a pesar de tacto añejo,
porque se acorta el resto de mi vida
cuando veo crepúsculo en mi espejo.
Tu ensueño enviudará, no caben dudas,
más temprano que brasa en viento fuerte;
verán caer tus lágrimas desnudas
sobre ciegas cenizas de mi muerte.
Olvídame y espera tu verano,
pues voy con el invierno de la mano.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.