Los islandeses dan una lección de solidaridad al mundo ofreciéndose a recibir a los refugiados sirios con los brazos abiertos.

El reciente anuncio del Gobierno de sus planes para acoger a solo cincuenta exasperó a muchos.

Y ya son más de catorcemil los que se han unido a una iniciativa en Facebook para ayudar según sus posibilidades. Están dispuestos desde a alojarles en sus casas hasta a darles ropa, dinero, muebles o juguetes. O a colaborar a que se integren en su cultura.

“Un gran número de personas nos ha animado para hacerlo mejor y esto me ha llenado de optimismo”, decía la ministra de Asuntos Sociales. “No planeamos construir campos de refugiados. Queremos que se integren en nuestra sociedad. Que consigan trabajo, alojamiento. Que sus hijos vayan a nuestras escuelas y sean invitados a las fiestas de cumpleaños”.

Una comisión formada por varios ministros estudiará sus recursos para ver a cuántos más podrían recibir.

Un gesto encomiable en un país de 300 000 habitante