Italia presenta un presupuesto con bajada de impuestos y reducción de la deuda, que espera contar con la flexibilidad de Bruselas. El jefe del Ejecutivo, Matteo Renzi, debe aprobar en Consejo de Ministros un presupuesto 2016 que supone unos gastos suplementarios de 27.000 millones de euros que solo son parcialmente cubiertos por una bajada del gasto público.

El ministro de Economía, Pier Paolo Padoan, considera legítimo estas cuentas expansivas para ayudar a relanzar el crecimiento en el país dada la ralentización mundial. Y añade que aun pueden evolucionar en función de la crisis de los refugiados.

Entre otros recortes fiscales, se suprimen ciertas tasas inmobiliarias y se aligeran otras de las empresas para apoyar el empleo. También se eleva el máximo para pagar en metálico en los comercios de mil a tres mil euros.

Este tipo de medidas no convencionales pueden encontrarse con el obstáculo de la Comisión Europea. Ya le ha ocurrido a España, con su previsión de déficit. Y, ahora,