Odio es lo que hay en la campaña del republicano que quiere ser el presidente de EE.UU., el que parece que sólo tiene dinero, el millonario Donald Trump.

Si no, no se podría explicar la indignante humillación cada vez que habla, la atroz humillación que hace contra todos los humildes latinos que con sacrificio, que con la muerte de frente han logrado saltar la frontera en busca de su derecho universal a tener una vida mejor.

Otra vez, el magnate, volvió a insistir que los migrantes latinos que llegan a Estados Unidos, sobre todo y principalmente los mexicanos, son verdaderos criminales y violadores, y que además construirá un muro entre México y EE.UU. para frenar esa ola de saqueadores.

Trump además propone expulsar a 11 millones de esos migrantes, sacarlos del país, en un éxodo que sería apocalíptico. La comunidad latina está furiosa.

No importa si lo dice como estrategia de campaña o es su pensar interno, eso es lo de menos, lo importante es que el señor Trump está promoviendo el odio, el racismo, el segregacionismo, la discriminación hacia los mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses, todo centroamericano y sudamericano que vea con ilusión el sueño americano.

Lo más indignante es que su humillación está basada justamente en odio, porque si vamos a las cifras reales no hay nada que pueda validar sus palabras.

Primero, el señor necesita el 47 % de los votos latinos si es que quiere ganar la Casa Blanca. Segundo, más de 55 millones de hispanos viven en EE.UU., el 16 % de la fuerza laboral del país, el 55 % son mexicanos.

Según la Cámara de Comercio Hispana, más de 4 millones de empresas son de hispanos. Aportan 661 mil millones de dólares al tesoro de EE.UU.

Según la proyección de Nielsen y Univisión, el poder de compra de los hispanos sería de 1,7 billones de dólares, para entender la cifra, el Producto Interno Bruto (PIB) de toda España, no superaría el poder de los latinos en EE.UU.

Entonces, ¿por qué humilla a los latinos?: aquí viene lo peor, porque hay muchísimos estadounidenses que todavía tienen la tara del racismo antiguo y detestan y ven con repudio todo lo que huela a mexicano con sombrero, a centroamericano mojado, a humilde con sueños, al bracero con ilusiones.

Trump, el arte de humillar al mexicano.