¿Si usted es una actriz o un ciudadano normal, y ‘El Chapo’ Guzmán lo llama, accedería? ¿Si no lo llama, usted querría verlo? Kate del Castillo, Sean Penn y el gran Chapo Guzmán, es la discusión de hoy.

Porque el asunto no es si la farándula de Hollywood se dio la mano con el criminal más buscado del mundo, si no qué hay detrás de los reflectores del misterioso poder; en otras palabras, mientras la Inteligencia de Estados Unidos y la de México buscaban al poderoso narco, dos actores platicaban cómodamente con él en su casa, y lo entrevistaban.

Aquí hay gato encerrado. ¿Qué llevó a los actores a darle la mano a un personaje que es símbolo de miles de muertes en México y responsable del suministro de la adicción de millones de personas en todo el mundo?

¿Qué llevó a que el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias 'El Chapo', se haya burlado dos veces de las autoridades escapándose de prisiones de máxima seguridad y se siente a platicar con dos de Hollywood?

¿Es en realidad un súper criminal El Chapo que puede controlar, todo y tanto, como un solitario líder? ¿Puede esa teoría sostenerse o habrá alguien que le ha ayudado desde Washington o desde el Gobierno mexicano?

El Chapo, más allá del narcotraficante, se convierte en un fenómeno de poder que ayuda al desamparado, mata policías y se convierte en héroe de muchos jóvenes que buscan una salida a su vida ante los miles de dólares que deja el negocio ilícito y ante la falta de oportunidades dignas que ofrece un país.

Detrás de la Razón, con el análisis desde los estudios de Teherán, capital iraní, a las nueve treinta; Londres, cinco de la tarde; México, doce del día; Colombia, una de la tarde; Madrid, siete de la noche.