Cabo de Hornos (Chile), 6 feb (EFE),(Imágenes: Sebastián Silva).- Amanece en el fin del mundo, donde los marineros de todas las latitudes aseguran que está fondeado el diablo. Hoy, sin embargo, las oscuras aguas que rodean el Cabo de Hornos presentan una extraña mansedumbre, como si con ella quisieran rendir homenaje a los 400 años de su descubrimiento.
Este remoto y enigmático lugar, que apadrina el duelo entre el Océano Pacífico y el Atlántico, fue descubierto el 29 de enero de 1616 por Williem Schouten y Jacob Le Maire, dos holandeses hechos de acero que bautizaron el peñón en honor a la ciudad de los Países Bajos que los vio zarpar en junio de 1615.
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