Desde que el expresidente Felipe Calderón inició su guerra contra las drogas, hubo un incremento de asesinatos y ejecuciones nunca antes visto en México. Los cálculos más conservadores hablan de mil muertos por mes durante ese periodo presidencial.
En varios estados del país, los grupos del crimen organizado tienen aterrorizada a la población, por los constantes enfrentamientos entre ellos y con las fuerzas armadas. Las críticas contra el gobierno calderonista fueron constantes por la forma en la que trató de resolver el problema.
Su estrategia estuvo basada en capturar a los líderes y no en desarticular sus operaciones financieras, de distribución y transporte hacia Estados Unidos y Europa. Con Enrique Peña Nieto, el actual presidente, se continúa con la misma estrategia contra los traficantes de droga.