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Beorc o Boerc: No veo la importancia
en la manera de escribir tu nombre.
Reverdeces igual después de Invierno
sobresaliendo entre los otros árboles,
que conforman los bosques europeos,
cuando llega la esperada Primavera.
Tu aristocrático nombre es Abedul,
signo inmejorable de la fertilidad;
tus ramas, colocadas en las casas
y al pie de los cómodos establos,
ayudan a que yeguas y mujeres
resulten fácilmente embarazadas.
Golpeando con ellas varias veces
a estudiantes tarugos o atrasados,
su intelecto se torna productivo,
pues todas simbolizan la energía,
la juventud, el cariño y la belleza
del embriagante despertar sexual.
Coordinas asimismo el nacimiento,
la vehemencia de la edad adolescente,
el matrimonio, hermano del suplicio,
la enfermedad, los dolores y la muerte.
Aunque señora de las enfermedades
te invoco siempre para sanaciones
tocantes a mi cuerpo y a mi espíritu,
para hechizos en asuntos amorosos
y encantamientos de perfil erótico,
con la intención de mejorar el ánimo
que impulsa mis poderes creativos
y el desarrollo de la inteligencia,
como puente entre la madre Tierra
y el viejo arcano de la eternidad.