-¿Y tú, al ver que vienen tantísimos huyendo, no cerrarías la puerta de tu casa para proteger a tu familia, a tu país, ya que si entra toda esa gente, se afectará tu seguridad, tu economía, tu vida? -pregunté hoy a mi investigador, Ehsan Kazemi, repitiendo las preguntas que me hacen en las redes sociales algunos nacionalistas-racistas que repudian a los miles de sirios, iraquíes o libios que están llegando a Europa, y que quieren que los expulsen y les cierren las puertas.
Y mi investigador me contestó con maestría: "Claro que sí abriría las puertas de mi casa, o de mi país para que entraran," -¿por qué? pregunté yo, ¿qué no pondrías en riesgo tu casa. Y revira, -porque es una situación especial, no vienen por voluntad, quieren sobrevivir, huyen de la guerra.
Huyen de la muerte, y si a nosotros nos pasara lo mismo, exigiríamos que alguien nos abriera la puerta, ya pasó en Europa, miles de españoles se refugiaron en el exilio en México, ya pasó con la Segunda Guerra Mundial, y los europeos pidieron una puerta- finalicé yo.
La cosa se pone aún más grave cuando además, los refugiados ya que pasaron las de Caín para llegar a Europa, ahora los quieren expulsar. Un pacto entre la Unión Europea (UE) y Turquía para deshacerse de miles de sirios.
Un pacto que sorprendió e indignó a muchos, que olvidaron que no es nada nuevo porque es justo lo que viene haciendo desde hace mucho España (Europa) con los que huyen de Marruecos (África).
Las personas que quieren migrar son capturadas en Ceuta y expulsadas, o mucho peor retenidas en su propio país para que no lleguen a España.
A cambio, Marruecos recibe una buena cantidad de dinero, y los favores de la UE, juego sucio que viola el principio básico de los derechos humanos universales que protegen al individuo en su libertad de decidir dónde quiere vivir. Estos hechos de expulsión de más de una persona violan flagrantemente la propia ley de la UE.
El Artículo 19 de la Carta de los Derechos Fundamentales, uno, prohíbe las expulsiones colectivas, y dos, establece que nadie puede ser devuelto, expulsado o extraditado a un Estado en el que corra un grave riesgo de ser sometido a la pena de muerte, a tortura o a otras penas o tratos inhumanos o degradantes.
El resultado final de toda esta complejidad es que el Mar Mediterráneo se ha convertido en una fosa común. Sin protección, confiando en los traficantes humanos, huyendo de la muerte de la guerra, sorteando a los terroristas, enfrentando los vacíos legales y la discriminación, todo ello hace que la embarcación no sea segura y se hunda.
3600 se murieron el año pasado, ahora ya van medio millar. Hay muchos niños ahogados, síntoma de que hay muchas cosas que se ahogan en Europa.