Las autoridades jordanas clausuraron las instalaciones del movimiento, cuyo brazo político es Frente de Acción Islámica (FAI), principal partido de la oposición.
La Policía obligó a todas las personas que se encontraban en el interior a abandonar el cuartel general de la cofradía, situado en el barrio de Abdali, en la ciudad de Ammán.
Badi Rafayaa, portavoz de la organización, se pronunció después del sellamiento: “No hay duda de que los Hermanos Musulmanes están expuestos a la presión del Gobierno. La manera en que éste avanza no va de acuerdo con la ley y va en contra de lo que reclaman en cuanto a la aplicación de la democracia y el diálogo político.”
El grupo islamista, fundado en 1928 en Egipto, representa la fuerza más poderosa de oposición en Jordania. En 2010 y 2013 boicoteó las elecciones parlamentarias para protestar contra la ley electoral y denunciar los fraudes. La relación entre las autoridades y los Hermanos Musulmanes se ha agrabado en los últimos años.