Resumen | Díalogo Bíblico | Lección 3 | El Sermón del Monte | Escuela Sabática

Carolina Padilla 2016-04-15

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Resumen | Díalogo Bíblico | Lección 3 | El Sermón del Monte | Escuela Sabática
Viernes 15 de abril
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “El Sermón del Monte”, El Deseado de todas las gentes, pp. 265-281; y el libro El discurso maestro de Jesucristo (ambos disponibles en línea en www.egwritings.org en español).
En las parábolas de Mateo 13:44 al 46, el hombre encontró algo de gran valor. En este contexto –especialmente después de que Jesús contó la tercera parábola (Mat. 13:47-50)–, lo que encontró era “la verdad”; verdad que conduce a la vida eterna, en oposición a la destrucción eterna “en el horno de fuego”. Esto es importante, porque vivimos en una época en que la misma idea de “verdad” se considera anticuada, en el mejor de los casos, o peligrosa, en el peor. Lamentablemente, esta es una idea falsa que algunos cristianos han aceptado. No obstante, el mensaje de estas parábolas es no solo que existe la verdad, sino también que la verdad marcará la diferencia eterna en cada vida humana. Esto no debe sorprendernos. La Biblia se basa en la idea de una verdad absoluta. Después de todo, Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Si eso no es afirmar una verdad absoluta, entones, ¿qué es? Por supuesto, cuando alguien con tanto conocimiento de la verdad como Pablo dijo que “en parte conocemos” (1 Cor. 13:9), es obvio que hay mucho que no sabemos; y su mera declaración de que conocemos “en parte” implica que hay más verdad por conocer; verdad que, literalmente, produce una diferencia ya sea para vida eterna o para muerte eterna. ¿Vida eterna o muerte eterna? Nada puede ser más absoluto que eso.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo sería vivir en un mundo donde todos siguieran los principios que se encuentran en el Sermón del Monte?
2. Jesús narró la parábola del constructor sabio y del necio (ver Mat. 7:24-27) a la vista del mar de Galilea. En la estación seca, la diferencia en la apariencia de la roca y de la arena de la orilla es casi imperceptible, y un constructor podría edificar su casa sobre la arena, pensando que es roca. Cuando vienen las lluvias, se revela el fundamento arenoso, y la casa colapsa. Jesús compara a quienes oyen sus palabras pero no las practican con un fundamento de arena. ¿De qué modo las tormentas en nuestra vida revelarán si nuestro fundamento es de roca o de arena? ¿Cómo podemos tener un fundamento que nos mantendrá estables y firmes aun en medio de la peor de las pruebas?

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